HISTORIA

LA MOLIENDA UNA AGRADABLE Y DULCE TRADICIÓN

Desde el mes de julio de 2012 Wladimir Pita abrió La Molienda en Atuntaqui.



La molienda  como icono de las costumbres del cantón Antonio Ante, en donde aún se conserva esta tradición.

“Recuerdo cuando la mayoría de mi familia y en especial mi padre, trabaja moliendo caña, luego de eso yo seguí su ejemplo, pero lamentablemente estas labores desaparecen poco a poco. Desde que el ingenio azucarero apareció, cada vez hay menos moledoras de caña y muchas personas nos íbamos quedando sin trabajo” dijo, con melancolía, don Carlos Paredes que labora en esta actividad.

Wladimir Pita, dueño de la Molienda, ubicada en el sector del Colegio Nacional Alberto Enriques Gallo, recalca que el objetivo del negocio es dar a conocer  una de las tradiciones anteñas, una de aquellas como fue la codiciada panela.
Quienes acostumbran a dedicarse a las moliendas, endulzan a las personas con santos, otavalillo y demás derivados de la caña de azúcar. Las personas que observan este tipo de trabaja y ven el desarrollo, se muestran sorprendidos cuando el jugo de caña se convierte en un delicioso manjar.

Luisa Vallejos, manifestó que las moliendas son un gran atractivo para todas las personas de diferentes edades que se acercan a visitar o tan solo a conocer este trabajo. En estos lugares se puede observar cómo se obtenía antiguamente los productos, uno también muy comprado por la ciudadanía es el puro de licor que tiene una gran cantidad de porcentaje de alcohol.

Aquel ruido de trapiche que molía la caña de azúcar utilizando la fuerza de los bueyes era lo que necesitaban nuestros grandes ancestros para moler la caña. Gracias a las nuevas modalidades el Ingenio Azucarero de Tababela, las moliendas desaparecieron rápidamente y las personas dejaron de usar la panela que en anteriores ocasiones usaban para complementar sus alimentos.

Hasta los años 60, el mejor negocio era producir panela en las moliendas que habían en: San Ignacio, Ontañón, Chorlaví, Santiago del Rey e Imbaya. Aquellos grandes dueños de esa época se caracterizaban por ser personas serias y cumplidoras con su trabajo de igual manera la amabilidad y la generosidad no les faltaba.

La molienda se compone de un motor, el trapiche en el que pasa la caña de azúcar y se obtiene el jugo y posteriormente pasa a las pailas y luego es dirigido al horno.

Del jugo de caña se puede tener el otavalillo, la miel,  el hervido hasta terminar en la panela o los deliciosos y solicitados santos. Con el caldo de caña se realiza el guarapo o "puntas" que es muy consumido en algunos sectores de la provincia.
En una molienda pueden trabajar cerca de 15 personas, diez se dedican a moler la caña y cinco están en las labores del alambique.

Para la otra llegare por un “guarapo”, compuesto en el tanque de madera que recoge el agua para lavar las paletas y las herramientas de la molienda, más la “cachaza”, hasta encontrar su fermentación, base para el trago puro de caña. Y ¿por qué no? Una deliciosa Huayusa elaborada por los expertos.

PIE DE FOTO 1: Carlos Paredes: trabajando en la molienda de Antonio Ante
PIE DE FOTO 2: Proceso en el cual sustraen el jugo de caña, para la elaboración de la panela.


EL 31 DE DICIEMBRE TU DESTINO ES ATUNTAQUI


Se trata de una de las celebraciones más importantes del país, ya que desde el 2007 fue declarada Patrimonio Cultural del Ecuador.

Diciembre tiempo  de armonía de paz y de unión, es lo que se celebre en épocas navideñas. Atuntaqui un pueblo que se caracteriza por la amabilidad y el cariño de su gente. Cada año las calles se llenan de turistas para poder presenciar el desfile de fin de año en medio de un ambiente festivo, único en nuestro país.

Una de la fiesta más popular es organizada por la Corporación “31 de Diciembre” la cual se la denomina “bando bando”, “la agonía de papá” “la velación del viejo”. Para poder cerrar con broche de oro el fin de año, la misma Corporación “31 de Diciembre” se ha encargado de mantener viva esta tradición durante más de 84 años, la cual por medio de un gran desfile lleno de comparsas y danzas que se realiza por varias calles de la localidad con grandes monigotes, son los que dan alegría, vida y tradición.

Historia

Esta celebración, que se la prepara con meses de anticipación para que no se escape ningún detalle, cuenta con la participación de los clubes y barrios de la ciudad. La fiesta inició desde 1930 hasta la actualidad, un grupo de trabajadores de la Fábrica Imbabura afirma que los obreros recorrieron las calles disfrazados y pregonando testamentos. Sin embargo, hay quienes aseveran que es más antigua.

Debido a la magnitud de la celebración se prepara con meses de anticipación. Se definió que el 25 de diciembre se realizará un evento artístico. Para el 28 de diciembre se desarrollará el “Bando Bando”. Se trata de una costumbre en la que un grupo de hombres disfrazados van gritan coplas en las esquinas de las principales calles de Atuntaqui. 

El 29 de diciembre se cumplirá  “la agonía a papá”. Una alegoría. El último día del año se realizará el desfile de comparsas con 16 delegaciones, unas 50 personas por cada una. Se entregará la careta de oro a la mejor delegación que participa. 

El nombre de “bando bando” se debe a que en los inicios de la celebración este recorrido se lo hacía acompañado de una banda de músicos.
El 29  de diciembre  en la noche se da paso a  la “agonía a papá”, acto en el que se recrea las últimas horas del viejo que representa al año que finaliza.

Esta es una fiesta que perdura a pesar del paso del tiempo debido al empeño de los anteños.

PIE DE FOTO 1: En Atuntaqui se despide el año de una manera diferente
PIE DE FOTO 2: Anteños disfrutan de una peculiar forma el nuevo año


La fábrica Imbabura, ícono textil de Atuntaqui


Redactado por: Fernando Campos.

En Atuntaqui, la mayoría de la población reconoce la característica sirena de la fábrica Imbabura.
El actual Gobierno recuperó y rehabilitó este espacio de 10 mil metros cuadrados de construcción y lo convirtió en el Complejo Fábrica Imbabura Empresa Pública, un lugar turístico, con nuevas instalaciones, que incluyen un museo, un centro de convenciones, un teatro, un centro de fomento productivo y un restaurante. La inversión en el lugar fue de $ 18 millones.

Las gigantescas máquinas, utilizadas décadas atrás, continúan intactas. Al recorrer el lugar es posible recrear cómo trabajaban decenas de ciudadanos.
Según el libro Fábrica Imbabura: la historia y los acontecimientos más relevantes de Antonio Arte, para los habitantes de aquella época trabajar en esta fábrica representaba una “gran oportunidad”.

Alrededor de esta fábrica también se han tejido varias leyendas, como aquella que sostiene que sus instalaciones son recorridas por fantasmas. Estas ‘presencias’, según las historias, se han advertido en algunos espacios como el caldero.
Muchos de los pobladores incluso llegaron a sentir temor de recorrer ciertas áreas. Hay quienes aseguran haber sentido la presencia de estos fantasmas que incluso fueron fotografiados en la oscuridad.

En la década de los treinta, esta fábrica llegó a tener cerca de 1.200 obreros. Entrar a la fábrica es una invitación a viajar en el tiempo: los calderos, tinteros e hiladoras se detuvieron en 1997.
Su actual cuidador, Rodrigo Collahuazo, toma precauciones antes de ingresar al sitio donde funcionaban los calderos: cuelga de su cuello un crucifijo y se persigna 3 veces.

Asegura que las ánimas de quienes habitaron esos lugares siguen ahí y se niegan a abandonar el lugar.
Este ícono de la industria textil fue declarado Patrimonio Cultural Industrial en 2001. Una década después se inició su recuperación y fue convertido en Museo Fábrica Textil Imbabura.

PIE DE FOTO 1: Fabrica Imbabura , Patrimonio cultural de Ecuador
PIE DE FOTO 2: Museo histórico-cultural ,industria textil, interactivo, y del sindicalismo

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